Es natural utilizar la comida como una herramienta para regular nuestras emociones. ¿Quién no ha recurrido a una taza de té caliente, un helado o una bolsa de patatas en busca de consuelo, o se ha dejado llevar por el aroma de una comida casera que evoca recuerdos entrañables? Este uso de la comida, conocido como "hambre emocional" o "alimentación emocional", es saludable cuando es solo uno de muchos recursos que empleamos para volver a nuestro centro, como pasear, hablar con una amiga, dibujar, meditar o escribir. Sin embargo, cuando la comida se convierte en nuestro único y principal recurso para calmarnos o gestionar nuestras emociones, surge un problema. En este contexto, pueden aparecer los atracones.
¿Los Atracones realmente ayudan a regular las emociones?
Los atracones pueden parecer una forma de regulación emocional porque brindan un alivio temporal y nos hacen "dejar de sentir". Es como activar una burbuja que nos disocia del dolor.
Pero, ¿realmente ayudan? La verdad es que no. Los atracones generan una "disociación emocional", no una verdadera gestión de las emociones.
Gestionar las emociones implica sentirlas, escucharlas y luego calmarlas. En cambio, disociarse de las emociones significa desconectarse de lo que sentimos y de nuestras necesidades.
Primero, nos sentimos mal y queremos que esa emoción desaparezca. Queremos volver a estar bien y que el malestar se vaya. Entonces, usamos la comida, y por un momento, dejamos de sentir y nos calmamos.
El Círculo Vicioso de los Atracones
Esto crea un círculo vicioso: aparece una emoción dolorosa (como la preocupación por mi relación de pareja), evitamos sentirla comiendo, obtenemos un alivio temporal y luego sentimos culpa, sumada a la emoción original no resuelta. Así, volvemos a recurrir a la comida, perpetuando el ciclo.
Con la comida, dejamos de sentir. Es un recurso que funciona muy bien para eso, por eso lo repetimos, porque funciona. Sin embargo, dejar de huir del dolor emocional es el puente hacia el verdadero amor propio.
¿Cómo salir del circulo vicioso de los atracones?
Aprender a gestionar las emociones
La gestión emocional se aprende, no nacemos con ella. Estamos programados para evitar sentir emociones dolorosas porque nuestro cerebro primitivo nos lleva a buscar el placer y evitar el dolor. La forma en que nos atendemos, calmamos y gestionamos nuestras emociones tiene mucho que ver con cómo lo hacían nuestros padres o cuidadores. Si me enseñaron a poner nombre a las emociones y a validarlas, tendré este recurso incorporado. Pero si nadie me enseñó, necesitaré desarrollar esta habilidad, que puede aprenderse.
Rompiendo el Ciclo: Un Ejercicio Práctico
¿Cómo podemos abordar las emociones que nos incomodan?
Aquí te propongo un ejercicio para gestionar tus emociones:
Para un Momento: Toma tres respiraciones profundas.
Toma conciencia de la Emoción: Observa cómo se manifiesta la emoción en tu cuerpo. ¿Sientes presión en el pecho, calor en la cara? Cada emoción tiene una expresión en el cuerpo.
Observa tus pensamientos: ¿Qué te cuenta tu mente? Nota la tendencia a la acción: ¿quieres salir corriendo, destrozar todo, esconderte, que te escuchen tus razones?
Identifica la emoción: Ponle un nombre: “siento decepción”, “siento tristeza”…
(Puedes buscar la rueda de las emociones en internet para identificar mejor lo que sientes)
Acepta la experiencia: Permítete sentir la emoción, mientras respiras, sin tomar ninguna decisión inmediata.
Practica la autocompasión: Sé amable contigo mismo. Puedes decirte: “Es duro sentirse así y merezco todo mi amor”.
Suelta la emoción: Respira y déjala ir. Date cuenta de que tienes una emoción, pero no eres esa emoción.
Decide si vas a actuar: Tras sentir esta emoción, considera si necesitas tomar alguna acción o decisión.
La Restricción y los hábitos en los atracones
Gestionar las emociones puede ayudar, pero los atracones son complejos.
Si hay restricción en tu forma de alimentarte, será complicado que desaparezcan solo por gestionar las emociones. La restricción de alimentos, hacer dieta o compensar lo comido, afecta nuestra capacidad para gestionar impulsos y modificar hábitos. La restricción crea una sensación de control que, irónicamente, nos lleva al descontrol, anulando nuestro córtex prefrontal y haciendo que nuestro cerebro primitivo se enfoque en la comida.
Para decir adiós a los atracones, además de gestionar las emociones y abandonar las restricciones, necesitamos también modificar nuestros hábitos y fomentar nuevas conductas. Estos tres aspectos están completamente entrelazados.
¿Quieres Saber Más?
Si te gustaría que te contara más sobre cómo decir adiós a los atracones abordando estos tres aspectos, ¡estoy aquí para ayudarte! Recuerda, el camino hacia una vida emocionalmente saludable es un viaje, y no estás solo en este recorrido. ¡Escríbeme y hablamos!
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