¿Qué es la asertividad?
Es la capacidad de un individuo para transmitir a otra persona sus posturas, opiniones, creencias o sentimientos de manera eficaz y sin sentirse incómodo, respetando a su vez los derechos del otro.
La asertividad mejora la comunicación en la familia y con los conocidos al expresarnos de forma más directa y honesta.
Conlleva expresar con respeto y con un tono de voz adecuado lo que realmente queremos decir, de forma tranquila, escuchando, y con la intención de buscar una solución o acuerdo al problema concreto.
Aprender a ser asertivo nos da la posibilidad de solucionar problemas cotidianos del día a día. Lo más importante es que es una habilidad que se aprende fácilmente, si somos constantes y nos entrenamos para ello.
¿Qué conlleva ser asertivos?
Autoafirmarnos y defender nuestros derechos
Respetar los derechos de los demás
Hacer y recibir elogios de forma adecuada
Expresar los sentimientos negativos que sentimos
¿Cuáles son las fórmulas de comunicación no asertivas?
La asertividad es una estrategia de comunicación aprendida, que se encuentra a medio camino entre dos fórmulas de comunicación poco recomendables: La inhibición y la agresividad.
1. La inhibición se caracteriza por una forma de comunicación basada en la sumisión, la adaptación excesiva a los deseos de los demás, la pasividad…
Tienen más en cuenta a los demás, por miedo al rechazo y al abandono, que a sí mismos.
Es un comportamiento muy habitual en algunas madres de chicas con anorexia (y también de las mismas pacientes).
Se sienten culpables y priorizan los sentimientos de la hija antes que los suyos propios.
No expresan su enfado, ni comunican sus verdaderos pensamientos de forma directa, sino que dan giros y giros en la conversación sin ir a ninguna parte.
2. El estilo de comunicación agresivo consiste en no respetar los deseos y sentimientos de los demás.
Las personas que se comunican de esta forma, parecen muy seguras de sí mismas y muy sinceras. Se expresan de forma exigente y hostil. Intentan ganar utilizando el sarcasmo, el tono de voz elevado, los gestos bruscos…
La comunicación agresiva deteriora las relaciones interpersonales y produce alteraciones emocionales.
La actitud agresiva puede llevar al maltrato familiar y al distanciamiento afectivo.
Esta forma de comunicación genera miedo y por lo tanto no facilita el cambio en las personas del entorno.
¿Cómo puedo llegar a ser asertivo?
Primero puede ser necesario conocer nuestros derechos asertivos:
Tenemos derecho a ser nuestro propio juez, a observar nuestro propio comportamiento, nuestros pensamientos y nuestras emociones y a tomar la responsabilidad de nuestros actos y de sus consecuencias.
Tenemos derecho a decidir qué creemos y opinamos de nuestro comportamiento.
Tenemos derecho a no dar razones o excusas para justificar nuestro comportamiento
Tenemos derecho a interrumpir a nuestro interlocutor para pedir una explicación
Tenemos derecho a cambiar de idea.
Tenemos derecho a cometer errores. Es lo normal.
Tenemos derecho a decir “No lo sé”
Tenemos derecho de decidir cuándo prestar ayuda a los demás y cuándo no
Tenemos derecho a ser independientes de la buena voluntad de los demás antes de enfrentarnos a ellos
Tenemos derecho a tomar decisiones ajenas a la lógica
Tenemos derecho a decir “No lo entiendo”
Tenemos derecho a decir “No me importa ”
¿Cómo debo hablar para ser asertivo?
Para expresarnos de forma asertiva debemos emplear el lenguaje corporal y el verbal.
Cuando conversamos con alguien no sólo intercambiamos información verbal. También enviamos mensajes con nuestra posición, movimientos, etc.
La comunicación no-verbal o lenguaje corporal es la información que transmitimos con nuestros movimientos, gestos, miradas, posturas, etc. Es una comunicación ineludible, porque aunque estemos en silencio siempre decimos algo con nuestro cuerpo. Es imposible no comunicar.
Además, las emociones y sentimientos se transmiten por esta vía.
Para expresarnos de forma asertiva con el lenguaje no-verbal, debemos tener en cuenta:
Mirar siempre a los ojos al hablar. De esta manera la persona se sentirá escuchada, aceptada e importante para nosotros.
La expresión facial debe ser congruente con lo que estamos diciendo. Es preferible sonreír para iniciar la conversación, pues predispone al otro a relacionarse.
La distancia entre ambos debe ser intermedia. Si nos acercamos demasiado podemos parecer hostiles, consiguiendo que la otra persona se ponga a la defensiva. Si nos alejamos mucho expresamos desagrado.
Asentir con la cabeza cuando el otro habla para hacerle ver que le entiendes. Indica interés.
Mantener una postura relajada, inclinada hacia el interlocutor. Sin cruzar los brazos, para no parecer desafiante o inaccesible.
Cuidar el volumen, el tono de voz y la entonación. Si hablamos muy bajito indicamos sumisión, inseguridad. Con un tono muy alto expresamos ira, agresividad. Sólo con un volumen adecuado conseguimos expresarnos adecuadamente y que el otro nos responda de igual modo. Debemos evitar ser irónicos o sarcásticos con nuestra entonación.
Para ser asertivos en la comunicación verbal seguiremos estas pautas:
Para iniciar una conversación asertiva primero pensaremos cuáles son nuestros objetivos y en qué situación nos encontramos.
Siempre tendremos muy en cuenta el contexto: no hablar en situaciones estresantes, con poco tiempo, con gente presente…
Una vez seguros de que es la situación y contexto adecuado, iniciaremos la conversación con algún comentario agradable para romper el hielo (Observa el lenguaje no-verbal en todo momento para continuar).
Si lo que quieres hacer es una petición, convéncete interiormente de que estás en tu derecho. Pide cosas realistas, preferiblemente una única cosa cada vez.
Expresa tu petición de forma clara, sin contradicciones y con un lenguaje directo. No te justifiques en exceso. Puedes explicar por qué lo quieres, pero sin pedir disculpas por ello ni anticipar que no te lo dará. Antes de continuar observa el lenguaje no-verbal del otro.
Pregunta frecuentemente “¿me has entendido?”. “¿Qué piensas?”.
Cuando quieras hablar de un tema concreto mantente persistente en el tema, (técnica del disco rayado) sin desviarte por otros derroteros. Siempre de forma suave, sin levantar la voz.
Si el otro cambia el tema, dí: “Sí, pero eso ya lo hablaremos en otra ocasión. Lo que yo te estoy diciendo es…” de forma serena. Puedes repetirlo unas cinco veces. Vuelve y vuelve al tema que quieres hablar. Que seas persistente en el tema no significa que el otro deba responder que sí. Puede aplazar la decisión, responder con una negativa… No intentamos manipular, sino hacernos entender.
Si queremos comunicarnos asertivamente debemos aceptar que en ocasiones nos equivocamos. Nuestra humildad y flexibilidad puede ser un recurso fantástico. Pero siempre de forma asertiva (basándonos en la empatía) y no desde el sentimiento de inferioridad.
Interésate sinceramente por lo que el otro quiere decir. Ponte en su lugar. No le compares ni digas “tu hermano me hubiera dicho que sí”.
Destaca los puntos en los que estáis de acuerdo.
Es bueno iniciar las frases con “Yo creo que…”, “yo pienso que…” “Yo me he sentido…”. Recuerda que puede que el otro no lo vea de igual manera. Debes respetarlo. No aceptaremos descalificaciones acerca de lo que nosotros sentimos pero tampoco nosotros descalificamos las opiniones del otro. Ejemplo: “Me he sentido engañada” (que no es igual a decir “me has engañado”)
¿Te ha sido útil? Me encantará leer tus comentarios y aportaciones.
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