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Foto del escritorTatiana psicóloga

La importancia del periodo prenatal


Oriente descubrió mucho antes que nosotros el importante vínculo que existe entre la concepción, embarazo y nacimiento con la futura personalidad y equilibrio emocional de la persona adulta.

Muchos de sus planteamientos han sido confirmados en la actualidad gracias a investigaciones científicas.

Se pueden encontrar datos de la importancia del periodo prenatal en civilizaciones muy antiguas, desde los egipcios, hindúes, celtas, indios americanos, etc.…

Antiguamente, en India, antes de sufrir la influencia de occidente, a la mujer embarazada se la consideraba sagrada. Cuidaban de su entorno, su alimentación, etc.

También en China, hace más de 2000 años, existían clínicas prenatales, para dar sustento emocional y físico a la mujer embarazada durante los nueve meses de gestación. 

En Asia al momento de la concepción le dan una gran importancia, puesto que no es tratado como un hecho puramente biológico o sexual, sino como producto de la interacción espiritual.

Para la tradición tibetana durante la concepción aparecen dos hilos de luz, uno sobre el óvulo y otro sobre el espermatozoide. Pasados veinte días la conciencia del alma entra en el bebé. Y desde ese momento, el feto es consciente de las emociones de la mamá. Los tibetanos desarrollaron un estudio minucioso del desarrollo embrionario que plasmaron en numerosas láminas que reflejan cada semana de gestación y el momento en el que el alma entra en el cuerpo. 

El Ayurveda o medicina Hindú, tiene una rama de pediatría dedicada a los cuidados prenatales del bebé y de la futura madre durante el embarazo (Kaurama-bhrtya). Esta disciplina considera que el futuro equilibrio mental y físico del niño se gesta en las primeras semanas de vida intrauterina. 

La responsabilidad de los padres con su hijo comienza antes incluso de la concepción, puesto que deben llegar preparados emocional y físicamente a ese momento. Deberán sentirse seguros para poder aportar esta emoción a su hijo y crear una atmosfera familiar estable y afectuosa. 

Los hijos son la unión del cielo y la tierra. La mujer recibe la energía de la tierra a través del óvulo (que es la célula más grande del cuerpo humano). El hombre recibe la energía del cielo a través de los espermatozoides (la célula más pequeña del cuerpo). Al unirse ambos surge la vida.

Para la medicina china, una parte de nuestra salud o energía vital, viene dada por lo vivido durante el embarazo y es irremplazable. Además, para países orientales, como Japón o China, los niños ya tienen un año de edad al nacer.

Según la tradición del pueblo Yupik, aborígenes de Alaska, el espíritu de un bebé intrauterino absorbe todas las emociones y acontecimientos que les están sucediendo a su madre y a su familia durante su gestación, por lo que deben concienciarse para dar al bebé paz y amor. “El estrés, la ira, la pena o la frustración de la madre pueden ser absorbidos por el feto en desarrollo y mantenerse dentro, lo que supone para el niño una gran carencia desde el comienzo de la vida”. Conocedores de lo consciente que es un feto en crecimiento, los Yupik enseñan a las futuras madres lo importante que es para su bebé que ellas estén en paz y que se den cuenta de que el niño está aprendiendo ya mucho de ellas, especialmente sobre ser amados, según se explica en el libro” La Voz de las 13 Abuelas” de Carol Schaefer.

En nuestra historia occidental, Leonardo Da Vinci ya hablaba en sus escritos de la importancia de la comunicación intrauterina entre la madre y su hijo. Para él la díada mamá-bebé compartían una misma alma. Refiere en “Los cuadernos” como los pensamientos y emociones de la madre tienen un gran efecto en el feto.

Pero el primero en investigar la posibilidad de que exista una vida psicológica fetal fue el doctor Alfred Tomatis. Fue un pionero en la estudiar la audición fetal. Concluyó que los bebés son seres conscientes que escuchan desde dentro del útero.

Y el primero en demostrar de forma científica la consciencia del bebé prenatal fue Thomas Verny. En su libro “La vida secreta del niño antes de nacer” recoge las evidencias empíricas de múltiples estudios. 

Más tarde David Chanverlain y Rene Van de Carr desarrollaron técnicas pedagógicas que los padres podían practicar durante la gestación para mejorar la salud emocional del bebé y el vínculo con la madre.

En los años 70 y 80, Michel Odent y Frederic Leboyer estudiaron la mente del niño durante el nacimiento y el parto. Crearon nuevos métodos para dar a luz, como el parto en el agua, y demostraron la alta correlación entre las enfermedades de la vida adulta y lo ocurrido en la época prenatal. Durante la gestación se crean las bases de la salud de toda la vida, tanto a nivel físico como psíquico.

Nosotros, los padres, somos el primer universo de nuestro bebé. Y nuestra marca será muy duradera

Tatiana Muñoz

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