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La recaída en el proceso de recuperación del TCA y la adicción





La recaída es parte del proceso de curación


El cambio de una conducta adictiva, o superar un TCA, es un proceso que se da a través de una serie de etapas que va desde que comienzas a darse cuenta de que tienes un problema, hasta el momento en que éste ya no existe.


Así, el abandono exitoso de la conducta adictiva o la superación de un TCA abarca una progresión de cinco fases: precontemplación, contemplación, preparación, acción y mantenimiento. (Modelo transteórico de Prochaska y DiClemente).


Cuando hablamos de adicciones nos referimos no solamente a las drogas o al alcohol. También a los trastornos de la conducta alimentaria, las compras compulsivas, las parejas dependientes, el juego patológico, el uso excesivo de las tecnologías o el móvil…


Los procesos de cambio no progresan en forma lineal; es un proceso dinámico de avances y retrocesos, en el que las personas siguen un patrón cíclico o espiral a través de diferentes estadios hasta que logran consolidar el mantenimiento de la "abstinencia". Durante este proceso las recaídas se hacen presente cuando las estrategias de estabilización y mantenimiento de la abstinencia fallan; así, una recaída puede originarse tanto en la etapa de acción como en la de mantenimiento, e implican un movimiento a estadios previos.


La recaída constituye una crisis y retroceso en los intentos por mantener los cambios de conducta.

Cuando se hace referencia a una recaída, es porque ha habido anteriormente un periodo de mejoría significativa en la liberación de la conducta adictiva.


Hay que tener claro que un consumo aislado (droga, atracón de comida, juego, compra compulsiva…) no es en sí una recaída, ni tiene porqué llevarnos a ella.


Hay diversas etapas en el proceso de recaída (Marlatt):


Desliz o Lapso: Error leve, con una ingesta aislada de la droga o un comportamiento adictivo aislado

Recaída: Proceso transitorio de vuelta al consumo o al comportamiento adictivo, mayor en el tiempo y en la cantidad

Colapso: Regreso a las conductas anteriores de la adicción, con persistencia en el tiempo, y retomando las antiguas pautas de pensamiento

El proceso de recaída no ocurre de la noche a la mañana sino que se va incubando de modo silencioso.


En muchas ocasiones es lo mejor que nos puede pasar: es como ir hacia atrás para coger carrerilla.



Para permanecer en el camino de la recuperación debemos hacer que esta sea nuestra prioridad, que sea lo que más anhelamos en este momento en nuestras vidas. Cuando comenzamos el camino de la recuperación quizá sintamos mucha confianza en que vamos a cambiar nuestra vida y dejar atrás la adicción, que jamás tendremos un retroceso. Pero la fuerza de voluntad se va debilitando con el tiempo.


Hace falta un esfuerzo sostenido para mantener viva la recuperación, trabajando activamente la mente, empleando recursos casi diarios que mantengan la llama en ese camino: llevar un diario de recuperación, leer libros inspiradores, escuchar post motivadores...


Cuando recaemos podemos interpretarlo como un recordatorio de que no queremos rendirnos, por muy difícil que sea la situación: necesitamos levantarnos de esa recaída, reorientar nuestro GPS interno con amabilidad y firmeza, y seguir hacia delante. Cuanto más duros seamos con nosotros, más probable es que recaigamos.


Necesitamos reconocer nuestros errores pero también perdonarlos. La recaída es parte de nuestro proceso de recuperación y sentir vergüenza, ira o frustración no nos hará mejores, pero sentir compasión sí.


Recuperarnos de una adicción o un TCA requiere esfuerzo diario, es un trabajo a tiempo completo.


Ejercicio mindfulness para las recaídas: Espacio para respirar después de un desliz

Después de haber tenido un tropezón, al día siguiente, o en los momentos posteriores, hazte consciente de cualquier enfado o resentimiento que tengas hacia tí. Este es un momento para trabajar la compasión y no caer en el ciclo de culpa, ansiedad y nuevo desliz

Nota tus pensamientos y sentimientos.


Después, conténtrandote en tu respiración, notando como inhalas y exhalas, reconoce simplemente que ese desliz es parte de tu proceso, que este es un nuevo momento (o un nuevo día) para hacer algo diferente.


Mientras expandes tu respiración por todo el cuerpo, habla contigo regalando unas palabras de ayuda y aliento, como si estuvieras apoyando a un amigo que quiere recuperarse.


Puedes decirte “Lo has hecho bien, sigues en el camino de la recuperación, y este tropiezo sólo es una oportunidad para practicar lo aprendido”.


Tatiana Muñoz

Psicóloga


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