Durante años creí que la autocrítica era lo que me impulsaba, lo que me empujaba a mejorar y a conseguir el éxito. Pero empecé a sentir que existía otra energía mejor para motivarme: la voz amorosa. En vez de darme golpes para avanzar, aprendí a impulsarme desde el corazón.
Para sentir felicidad y dar más voz a la autoestima compasiva, debemos aumentar la auto-aceptación y reducir nuestra autocrítica y. Sí, y también la autocrítica que viene cuando nos criticamos.
Primero tenemos que aceptar que nuestro crítico interno existe y no va a irse a otra parte. No podemos eliminarlo. Pero lo bueno es que podemos cambiar la manera de relacionarnos con él y el volumen de su voz.
Cuando dejamos de responder al crítico interno desde nuestro niño herido, su sádica voz puede quedar en un ruido de fondo.
¿Cómo podemos hacerlo?
Resulta muy practico nombrarlo cuando le notes activo:” Ya está hablando mi crítico interno”.Le puedes incluso poner otro nombre: “Ya está aquí el sádico, el Nazi, el Monstruo, el Verdugo, el Dementor…”
Observa el contenido de lo que te dice, como si estuvieras fuera de la escena: su comentario cruel, vergonzante , desagradable…
Como dice Robert Augustus Masters: por desgracia, en la mayoría de nosotros, el crítico interno se disfraza de nuestra conciencia. Cuando habla con tanta certeza y autoridad tenemos la impresión de que es una voz valiosa, y quizá incluso de que mira por nuestros intereses y los tiene en el corazón. Pero una de sus características definitorias es que no tiene corazón.
Date cuenta de que Tú y yo no tenemos un sólo yo. En nuestro interior hay una asamblea de yoes, de voces internas, y el critico interno es solo una voz más. Pero quizá tiene demasiado espacio y voz en esa asamblea. ¿Y si le reducimos a un tamaño más apropiado?
Te propongo un ejercicio potente pero a la vez divertido para reducir a tu crítico interno:
Haz con plastelina o arcilla un muñeco que represente a tu critico interno. También puedes hacerlo con lana, cartón,…Lo importante es que el material sea un poco resistente, puesto que lo llevarás contigo durante tiempo. Puedes usar un Playmobil o un Lego que represente ese aspecto interno, a mi me funcionan fenomenal.
El objetivo de la técnica es que puedas “desidentificarte” de esa voz y bajarla el volumen, o “destronarla”. Saber que esa voz está en ti, pero no eres tú (ni la voz de tu conciencia). Es sólo una voz más, y por tanto ha de ocupar un espacio pequeño.
Cuando escuches y detectes la voz de tu crítico, por ejemplo al probarte el bikini, al sentir que un pantalón te aprieta, tras cometer un error o ante la idea de tener que hablar con tu jefe,…sacarás tu muñequito, que le representa, y le "limitarás" con algo simbólico: taparle la boca con un celo, meterlo en el congelador o en un vaso de agua para no oírlo, … Has decidido que ya no te va a gobernar y te lo quieres demostrar con este acto simbólico.
Date cuenta de que eres más grande que esa voz, que ese monigote o muñeco.
Recuerda que la felicidad es una elección. No es un estado pasivo en el que caemos, sino un estado que elegimos cultivar. Y en gran parte está determinado por el tamaño de nuestro critico interno. Es decir, cuanto más pequeño es nuestro critico interno, más felices y amorosos somos.
¿Qué muñeco representa a tu crítico interno? ¿Qué te apetece hacer con él?¿con qué otro nombre puedes identificarle?
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