Clarissa Pinkola parte de la premisa básica de que toda mujer, sin excepción, alberga en su interior a la Mujer Salvaje, aquella que nos llena de energía y nos hace recuperar la espontaneidad, a la vez que nos transforma en seres maduros que dejan a un lado la ingenuidad inconsciente.
Representa lo intuitivo, lo sexual, lo cíclico, las diferentes etapas de la mujer, su sabiduría, su fuego creador. “Salvaje” significa vivir una existencia natural, con una integridad innata y unos límites saludables. Conectar con la mujer salvaje que también habita en nosotras es recobrar la naturaleza femenina más profunda: la mujer creativa e intuitiva.
Algunas mujeres lo perciben cuando están embarazadas o dan de mamar, sienten la “hembra sabia” que hay en ellas. Integrar la naturaleza instintiva significa, entre otras cosas, habitar el cuerpo con seguridad, fluir con los ciclos y ser consciente de ellos.
Las mujeres tenemos una naturaleza cíclica, nuestro cuerpo está conectado con los ciclos de la luna y de la tierra. Apreciar y conocer nuestro ciclo menstrual es una forma de sanación femenina, ya que implica una aceptación de quienes somos
Muchas mujeres tendemos a vivirnos separadas de la sabiduría de nuestros cuerpos, dejando en manos de tratamientos farmacológicos la regulación de nuestros ciclos hormonales. El ciclo menstrual continua siendo objeto de tabú hoy en día.
Inconscientemente, seguimos asociando la sangre de la menstruación con “suciedad”, incomodidad, limitación, malestar y dolor, debilidad, impedimento… e incluso con el sentimiento de vergüenza.
El antídoto al rechazo de nuestra condición femenina es el diálogo con el cuerpo desde la aceptación, la sacralización y el respeto.
Podemos acceder a la sabiduría y al conocimiento intuitivo sintonizando con nuestra naturaleza cíclica de 4 fases:
Fase de la bruja/reflexiva (luna nueva) El reino de la intuición
La primera fase comienza con la menstruación, y dura hasta que termina el sangrado. Es un momento de introspección, de conexión con nuestro cuerpo y el Yo más profundo. Tenemos menos ganas de socializar, de ir hacia fuera
Se activa el arquetipo de la Bruja porque podemos conectar de forma mucho más fácil con nuestra intuición, y las barreras del consciente y el inconsciente están muy bajas. El neocortex se relaja y permite que nos bombardeen menos pensamientos en la cabeza, favoreciendo “espacios libres de ego”. Estamos en un estado propicio para estar en silencio, tranquilas, con procesos mentales más lentos que nos llevan a escuchar nuestro interior con facilidad. La meditación alcanza unos niveles muy altos de profundidad
Es un momento simbólicamente muy asociado a la muerte y a la luna oscura, que nos invita a soltar lo que ya no queremos y dejar espacio a lo nuevo, a lo que de verdad anhelo y quiero que esté en mí y en mi vida.
La Virgen/Fase Dinámica (luna creciente) El pensamiento estructurado
En esta fase el cuerpo de la mujer comienza a prepararse para gestar un nuevo óvulo. Nos sentimos mucho más seguras de nosotras y hay una inclinación por la vida social y por la diversión
El arquetipo que se activa es el de la Virgen porque tiene una energía joven, viva y dinámica. Favorece que manifestemos y pongamos en practica en la vida cotidiana las ideas que se engendraron en la fase intuitiva de la bruja
El pensamiento se vuelve estructurado y estás mentalmente más fuerte, con capacidad analítica y planificadora.
La Madre/fase expresiva (luna llena). La entrega
El arquetipo activado es la Madre por la mayor capacidad de entrega y empatía hacia los demás.
Hay una mayor conexión y comprensión de las emociones propias y de los otros, lo que favorece las relaciones inter-personales. Además es un momento enérgico , donde la seguridad en nosotras mismas se incrementa, al igual que la autoestima.
La Hechicera/Fase creativa (luna menguante). Las sombras
En esta etapa, el óvulo ya ha sido liberado y no ha sido fecundado.
Es donde puede darse el síndrome premenstrual si la mujer no se está permitiendo fluir con la enorme creatividad que se despliega al despertar nuestra Hechicera, y toda esa energía vuelve contra nosotras, frustrándonos y alterándonos. Por eso es necesario encontrar una forma armónica de darle salida, evitando que se acumule generando problemas. En muchos casos estos síntomas desaparecen cuando la mujer acepta sus ciclos hormonales y los cambios que comportan y acepta la necesidad de profundizar en el lado más interno de su ser.
Esta es una etapa de gran creatividad que hace que disminuya nuestra concentración y memoria.
Es un momento ideal para enfrentarnos a nuestra propia sombra, a todo aquello que rechazamos de nosotras mismas Podemos darnos un tiempo para escribir o simplemente reflexionar aquellas emociones que afloran por este tiempo, observando cual podría ser su origen.
Para observar y conocernos en las diferentes fases de la menstruación es muy útil llevar un diario en el que apuntaremos:
El día del ciclo y la fecha (el día 1 de tu ciclo comienza con el primer día de menstruación y termina con la llegada de la siguiente menstruación)
Fase lunar (puedes verlo en un calendario lunar)
Sentimientos o emociones del día: ¿Cómo te sientes? ¿Más sexual? ¿Feliz? ¿Triste) ¿Maternal? ¿Afectuosa? ¿Espiritual? ¿Qué actividades te apetece realizar?
Los sueños que has tenido durante la noche
Y tú:
¿Sientes que eres consciente y estás en pleno contacto con tu cuerpo y sus ciclos?
¿Cómo viviste tu primera menstruación?
¿Tiendes a escuchar y a respetar tu cuerpo y tus emociones en las distintas fases del ciclo menstrual?
Si quieres conocerte más sobre la feminidad consciente te podrá ayudar mi programa de 10 semanas "Despierta las Diosas que hay en ti"
Tatiana Muñoz González
Psicóloga y tutora del módulo de Circulo de Mujeres en La Escuela de Desarrollo Transpersonal
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