La autoestima es muy importante, pero tiene sus limitaciones.
Necesitamos autoestima para salir al mundo, tener logros y éxito, y autocompasión para relacionarnos con nosotros mismos.
La autoestima nos ayuda hacia el exterior, y la autocompasión hacia el interior.
La autoestima es la forma de amar de nuestro EGO, y la compasión la forma en que ama nuestro SER, nuestro MAESTRO INTERIOR o YO SABIO y AMOROSO.
La autoestima es una evaluación positiva pero fluctuante de mi mismo. Es quererme porque me siento especial en algún aspecto, valorarme por mis logros, por ser lo que se espera, o lo que “debería” ser.
La autoestima se basa en “sentirnos por encima de la media”, ser especial, destacar, valer más que…
Para que la autoestima sea constante y no fluctúe mi autoconcepto necesita ir de la mano de la compasión.
La autoestima es ese amigo que te quiere cuando todo va bien, logras lo que te propones y muestras tu mejor versión.
En cambio la autocompasión es ese amigo que siempre está. Que no te exige que intentes ser perfecto ni mejor que nadie.
La sociedad ha sobrevalorado la autoestima, y se han generalizado mensajes como “tú eres lo más importante” que si no van también de la mano de la compasión provocan pensamientos y comportamientos narcisistas y egocéntricos, e incluso favorece el “rebajar a otros” para poder sentirme yo importante y superior.
Necesitamos autoestima, pero unida a la compasión.
Si sólo nos enfocamos en la autoestima, internalizamos voces autocriticas, a la vez que pensamientos y comportamientos narcisistas. Me criticaré y juzgaré a los demás, ya que para ser feliz siempre he de ser mejor que otros. Pero cuando a la autoestima le añadimos la autocompasión, sabremos que pase lo que pase, yo merezco amor, calidez y amabilidad por mi parte.
Conectar con esa parte amorosa que habita en nuestro interior, nos ayuda a sostener y gestionar el dolor emocional, y abrazar nuestros errores y defectos. Nos permite salir del miedo, atravesar la tristeza, y llevarnos a la calma y la alegría.
La compasión es un proceso
Desarrollar esta compasión y conectar con ese YO AMOROSO que existe en nuestro interior es un proceso de AÑOS.
Vamos incorporando esa actitud con ejercicios compasivos, con nuevos valores, con autoconocimiento, y nuevas formas de hablarte en tu interior.
Recuerda que es un proceso que no se consigue de una vez, pero que desde luego merece la pena el esfuerzo de desarrollar este modo de amarnos.
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