Nuestros pensamientos determinan nuestras emociones y cómo nos sentimos, y la forma en que pensamos parte de nuestro sistema de creencias, es decir, lo que creemos o damos por cierto, nuestra percepción de la realidad.
En muchas ocasiones percibimos erróneamente la realidad porque nuestras creencias pueden ser falsas (o exageradas), ser inútiles (no ayudan a resolver problemas) o nos producen malestar emocional.
Como las emociones se generan a raíz de los pensamientos, la clave para cambiar está en aprender a pensar de manera más eficaz. Hay que racionalizar las cosas y no anticipar las desgracias, ya habrá tiempo para preocuparse por ellas si llegan, y afortunadamente, en la mayor parte de las veces que se generan en nuestros pensamientos nunca llegan a pasar.
“Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayor parte de las cuales nunca ocurrieron”.Michel de Montaigne
Un aspecto fundamental para poder tener paz interior es que haya coherencia entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos.
Reflexionar a diario sobre la vida que llevamos,sobre nuestra conducta, intentar ser honestos con nosotros y con los demás, aprender a decir que “no” cuando haya que hacerlo e intentar ser sinceros con los demás, de una manera asertiva, pueden reportarnos esa coherencia que necesitamos para sentirnos bien.
Estamos llenos de exigencias irracionales, como que no debería haber problemas de tráfico, ni dificultades para aparcar y nos enfurecemos por todo ello. Si limpiamos nuestra mente de exigencias irracionales, si no buscamos un mundo perfecto (porque no lo es), nos daremos cuenta de todo lo que tenemos para ser felices.
El listado de las 10 creencias irracionales más populares y extendidas por la influencia social en nuestra cultura, según Rafael Santandreu, son las siguientes (¿Cuántas de ellas te suenan?):
1.- Necesito tener a mi lado a alguien que me ame, de lo contrario, ¡Qué vida más triste!
2.- Tengo que ser alguien en la vida, aprovechar bien mis cualidades y virtudes. De lo contrario, me sentiría fracasado.
3.- No puedo tolerar que la gente me menosprecie en público, debo saber responder y defender mi imagen.
4.- Debo tener un piso en propiedad, de lo contrario, seré un fracasado.
5.- Tener buena salud es fundamental para ser feliz. Y lo más deseable es vivir mucho tiempo, cuanto más, mejor: ¡incluso 100 años o más!
6.- Tengo que ayudar a mis familiares: padres, abuelos, hijos… Mi ayuda es fundamental para su felicidad.
7.- Si mi pareja me engaña no puedo continuar con esa relación. La infidelidad es una cosa terrible que te destroza por dentro
8.- Tengo que tener una vida emocionante. De lo contrario, mi vida es un aburrimiento y, de alguna forma, un desperdicio.
9.- Más siempre es mejor. El progreso siempre es bueno y consiste en tener más cosas, más oportunidades, más inteligencia, esto es obvio en el caso de desear cada vez más y más cosas buenas como paz y alegría, para el resto de cosas, mejor calidad que cantidad.
10.- La soledad es muy mala. Los seres humanos necesitan tener a alguien cerca porque si no, son unos desgraciados.
Este decálogo trata de preferencias y objetivos legítimos, pero jamás condiciones indispensables para la felicidad.
Hay que detectar las creencias irracionales y convertirlas en creencias racionales.
Método:
Paso 1.- Descubrir las creencias irracionales. Por ejemplo: Necesito pareja para ser feliz. O me he puesto muy triste al pasar solo el fin de semana porque me he dicho a mí mismo que necesito tener amigos para estar bien.
Paso 2.- Combatir las creencias irracionales. Hay diferentes estrategias para ello.
A- El argumento comparativo. ¿Existen otras personas que son felices en la misma situación?
B- El argumento de las posibilidades. Aun con esta adversidad, ¿podría llevar a cabo objetivos interesantes por mí y por los demás?
C- El argumento existencial. ¿Qué será de mí y de mi problema dentro de 100 años? La respuesta es clara. Nada, estaré muerto y esta adversidad habrá dejado de tener ninguna importancia. ¿Me acordaré de este problema en el momento de mi muerte?
La filosofía y la espiritualidad a lo largo de la historia de la humanidad han proporcionado sabiduría. Pensar en la propia muerte pone en perspectiva cualquier preocupación y nos proporciona una serenidad profunda.
Paso 3.- Establecer la creencia racional. Sustituirá la creencia irracional. Nuestro objetivo será creer en ella tanto como podamos. Se trata de una frase constructiva y que produce sosiego.
Por ejemplo: Me gustaría tener novio , pero si finalmente no la tengo, aún podré llevar a cabo muchas cosas valiosas por mí y por los demás, y aun así podré ser feliz. Si nunca llego a tener pareja me perderé algo interesante, pero la vida ofrece muchas más oportunidades de tener una existencia feliz.
Ejercicio propuesto:
Detectar las creencias irracionales que hemos tenido a lo largo de la jornada o que solemos tener con frecuencia. Analizarlas, valorarlas y establecer una creencia racional que sea más lógica y que nos ayude a sentirnos mejor. Si hacemos esto, las emociones negativas que producen las creencias irracionales se transformarán en alegría, sosiego y energía.
Texto inspirado en “El arte de no amargarse la vida”, del psicólogo catalán Rafael Santandreu.
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