El lóbulo frontal, que está justo detrás de nuestra frente, es el director ejecutivo que está al cargo del reto del cerebro. Dirige, integra y coordina el resto de regiones cerebrales que influyen en quienes somos.
Cuanto mayor es la actividad en el lóbulo frontal mayor es la capacidad que tendremos para controlar de forma deliberada nuestras accciones y nuestros comportamientos impulsivos.
Cuando el lóbulo forntal se activa por completo podemos controlar mucho mejor quién queremos llegar a ser.
Filtra las interferencias, centra nuestra atención, acalla la tormenta que generan nuestros centros de percepción. Es el responsable de las elecciones conscientes, voluntarias, deliberadas e intencionales que tomamos a lo largo del día. Es la morada de “nuestro verdadero Yo”, es donde nace nuestra inspiración. Es el asiento del Poder como ser humano.
El lóbulo frontal está implicado de manera activa en la creacción, decide nuestras acciones, regula nuestra comportamiento, planea nuestro futuro y se encarga de reafirmar nuestros propósitos. Controla nuestra impulsividad para que no nos dejemos llevar por nuestras emociones. Reprime el papel asociativo del lóbulo temporal para evitar las imágenes y las emociones que no estén relacionadas con el centro de nuestra atención.
Si el lóbulo frontal no interviene, porque lo tenemos “desactivado”, nos perdemos en recuerdos, en emociones pasadas y proyecciones de miedo al futuro. Nuestra mente se llena de obsesiones, pasamos de un tema a otro, con “mente de mono”, y nos dejamos arrastrar por los estímulos externos e internos, como los mensajes de culpa, o los placeres momentaneos.
Si nuestro lóbulo forntal no está debidamente activado por muchos buenos propósitos que nos hagamos, como comenzar una dieta, aprender a tocar un instrumento, estudiar, hacer deporte…no lo lograremos. Nos dejamos llevar por nuestras “adicciones emocionales”, en lugar de por nuestro poder de determinación.
El poder de determinación es lo que más admiramos en “los héroes”. En ellos podemos observar lo que es un lóbulo frontal en acción: inhiben sus necesidades de gratificación inmediata y permiten que el cerebro mantenga sus objetivos a largo plazo. Podemos pensar en Martin Luther King, Mahatma Gandhi….Se mantuvieron concentrados en el objetivo que pretendían conseguir y jamás vacilaron para conseguir su ideal, sin importar lo difíciles o caóticas que fueran las circunstancias. Fueron capaces de crear un ideal tan real que, con su atención plena, se convirtió en algo más imprtante que sus necesidades corporales, los obstaculos, las emociones que se activaban, o su entorno….Este es el verdadero poder de nuestro lóbulo frontal, todos podemos ser heroes, todos tenemos esa grandeza.
Todos podemos crearnos una nueva mente, cambiar de mentalidad, dar vida a una nueva realidad. El primer paso es lograr que el lóbulo frontal vuelva a tomar el control.
¿Cómo puedo hacerlo?¿Cómo enciendo mi lóbulo frontal?
Uno de los primeros pasos sería ejercitar nuestro lóbulo frontal a través de la atención plena, el mindfullnes y la meditación.
¿Cómo está tu lóbulo frontal? ¿Apagado o encendido?
Cuando un lóbulo frontal está activo se produce lo siguiente:
Percepción voluntaria y nivel de atención duradero
Reflexión sobre las posibilidades y actuación en función de ellas
Decisión
Lucidez y alegría
Adaptabilidad
Capacidad de aprender de los errores y hacer las cosas de forma diferente la siguiente vez
Capacidad de planificación del futuro y seguir el plan proyectado
Focalización
Revisión diaria de las opciones
Fortalecimiento de la identidad
Comportamiento disciplinado
Capacidad de mantener un ideal frente a cualquier circunstancia externa
Concentración en algo y exclusión de todo lo demás
Capacidad de permanecer atento al “yo” y a los pensamientos internos
Las características que aparecen cuando el lóbulo frontal no funciona a pleno rendimiento:
Apatía y pereza
Falta de inspiración, desmotivación y falta de iniciativa
Deseo de monotonía, rutina y previsividad
Resistencia a aprender
Fácil distracción
Incapacidad para hacer planes de futuro
Incapacidad para completar nuestras acciones o tareas
Pasividad
Mentalidad rígida
Desorganización e impulsividad
Desatención
Te recomendamos que leas el libro de Joe Dispenza “Desarrolla tu cerebro” si quieres ampliar esta información y encontrar vías para cambiar tu mentalidad y ser quién de verdad eres
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